La joven Alexa Torres denunció en 2016 era coordinadora de la pastoral social juvenil de la parroquia San José de Limpio. Ese año denunció a cura Silvestre Olmedo por acoso sexual.
Tras el hecho, buscó refugio y respuestas por parte de la iglesia católica. Pero el representante de la institución religiosa, Monseñor Edmundo Valenzuela, envió una carta pidiendo “no hacer de una piedrita, una montaña”.
Con ese mensaje, la Iglesia tomó una postura cómplice con el agresor.
Alexa recurrió al sistema judicial paraguayo acompañada por la Fiscalía y el Consultorio Jurídico Feminista. Sufrió un extenuarte proceso judicial de 6 años que incluyen dos juicios, dos anulaciones de sentencias y una infinidad de barreras procesales en las que se evidencian las artimañas de la defensa y la desidia judicial respeto a la inactividad procesal.
Hoy, seguimos aquí para ayudarla.